Un reconocimiento a nuestros ancestros

Prensa Fondoin (8/08/22) .-Nuestra Abya Yala, que para los pueblos originarios significa: Tierra Agraciada, Tierra Viva o Tierra de la Madre Grande, fue, a decir de Dussel, ocultada o encubierta; para ser llamada Nuevo Mundo, “descubierta”, creída, pensada y enunciada como Las Indias; poseída y arrebatada a sus verdaderos dueños, por sus majestades.

Fue definida desde fuera de sí misma, por otros, que no fuimos nosotros, concebida e interpretada como anexo, como territorio sin alma, salvaje (para decirlo con Gustavo Pereira), que debía ser evangelizado, sometido y civilizado, educado. Éramos posesión de otros, de los europeos, por derecho divino. Eso era “lo natural”, el “deber ser”.

Sometimiento, que no así total sumisión. Hubo resistencias desde el primer momento. Dialéctica histórica, que devino en la colonización y su par, la independencia, como expresión de la necesidad de definición, de identidad propia, de autoafirmación. Imperativo de sabernos otros, distintos a los europeos; con sangre europea, muy cierto, pero también con sangre, con piel y con rabia indígena y dolor del negro arrancado del África. Así, fueron paridos mestizos. Variopinto de tonalidades de pigmentos de piel. Un “Nuevo Género Humano, cómo lo señalara nuestro Libertador Simón Bolívar.

A propósito de la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, desde Fondoin, reconocemos lo común de aquello que somos, que nos caracteriza y define: una idéntica historia de exterminio de nuestros hermanos originarios y de lucha anticolonial y libertaria, somos un mismo pueblo –desde México hasta la Argentina- en resistencia desde hace más de 500 años, con dioses y creencias religiosas parecidas, geografías complejas, recursos casi infinitos, una lengua común, problemas y dolores similares, sangre mestiza que habita en cada cuerpo de cada americano, sueños de justicia e igualdad en cada ser; libertadores que no reconocían fronteras sino horizontes y hermanos de una sola Gran Patria Americana.

Así pues, nos toca acercarnos, encontrarnos y construir con todas nuestras manos y conciencias, el otro mundo necesario es posible con una humanidad más humana, desde el yo colectivo, el nosotros. Con los pueblos y gobiernos del Sur. Del Sur libre.

Texto : Andrea Pérez/ fotos: referencial.
Comparte en redes sociales